Rosa Ojeda es una mujer heroica pues se atreve a afrentar a los hombres desde la infancia. En efecto, primero se opuso a su padre al decidir trabajar como vendedora de quesos cuando sólo era una niña de nueve años. Luego su valor al luchar contra las tradiciones sexistas y la violencia de género en Perú la convirtieron en vicepresidenta de la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas, Nativas y Asalariadas de su país, lo que representa un reconocimiento oficial de sus cualidades a la hora de enfrentarse al gobierno. Por ejemplo, su reivindicación principal es poseer la tierra que cultivan. Además, no parece tener miedo al denunciar al gobierno peruano que según ella "planea vender terrenos cultivados por mujeres para explotación minera". Parece arriesgado porque el sector de las minas representa un poder económico importante y esta mujer va a emprender un combate similar al de David y Goliat. Por último, no duda en sacrificar su vida familiar por el bien de la comunidad. En efecto, su esposo y un hijo suyo se alejaron de ella por dedicar su tiempo a denunciar la explotación tradicional de los hombres cuyas víctimas son las mujeres ("Pero ella se cansó hace tiempo de que la mujer tenga que ser sumisa en la cama"). Aunque parece heroica, no es la primera en denunciar estas violaciones de derechos, así que en este país andino, Rosa Ojeda puede aparecer como una copia de la heroína mexicana Eufrosina Cruz, la famosa activista feminista indígena que lucha por los derechos políticos de las mujeres indígenas de su país.
→ Hablando de heroínas indígenas, podemos comparar: por ejemplo, con Rigoberta Menchú, Guatemalteca, Premio Nóbel de la Paz 1992.
Nota:
Para los documentos:
- Soy mujer Aymara
- Yo no soy propiedad de nadie
- Protesta indígena en Ecuador contra el concurso de Miss Mundo
Podemos planter una problemática común relacionada con la noción "Lugares y formas de poder":
¿Cómo llegar a ser feminista y activista indígena en América Latina?
La Chilena Berta Villanueva eligio la vía de la poesía para exprimir sus reivindicaciones, mientras que Rosa Ojeda, la peruana, ha previlegiado la del sindicalismo, en cuanto a las ecuatorianas, ellas manifiestas en la calle con sus banderolas y sus pancartas para oponerse al poder oficial, encontrando un eco mediático internacional.
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